Espejismo de la política

>

 

Rafael Fenoy Rico | Secretario de Comunicación Educación de la Confederación General del Trabajo (CGT)

Es cierto que hay buen número de partidos políticos. También es cierto que unos y otros se achacan múltiples cuestiones. Es cierto que tienen líderes diferentes, que se manifiestan de maneras diversas. Es cierto que tienen sedes distintas, logotipos distintos, colores dominantes diferentes. Es cierto que las noticias de los medios de comunicación, así como los programas de análisis, debates y tertulias políticas, las personas que intervienen expresan todas lo diverso, lo genuino de cada partido político, enfatizando las “enormes diferencias” que se aprecian en sus gestos, en sus programas, en sus propuestas…

Sin embargo es posible afirmar, aunque parezca sorprendente, que tales diferencias son en realidad un espejismo que impide ver la realidad. Y la realidad es que todos, todos, son uno mismo. Tan distintos y al mismo tiempo tan iguales. ¿Dónde reside la esencia de esa esencial unidad? Si nos paramos un tanto a observar, todos, todos, desean lo mismo: El poder. Alcanzar y ejercer el poder, del Estado, de la administración pública, autonómica o municipal. En definitiva hacer su santa voluntad, utilizando para ello todos los recursos que tienen y puedan llegar a tener las instancias de poder político en este país. Y además todos, todos, todos, pretenden hacer este ejercicio de poder, sin contar para nada, al menos en 4 años, con el electorado que permitió su ascenso al mismo.

En realidad cada 4 años asistimos a un ritual en el que la voluntad del pueblo, del electorado, queda secuestrada por otros 4 años. Si bien es verdad que el proceso electoral legaliza ese “secuestro”, no es menos cierto que el modelo de democracia llamada “representativa”, no lo es, ya que vulnera el único principio que da naturaleza a la representatividad. El representante, el legítimo, obtiene la voluntad del representado mediante un acuerdo o pacto, por el que el representante se compromete, con el representado, a hacer tales o cuales acciones. Este pacto, en las mal denominadas democracias representativas, nunca obliga al representante y si secuestra la voluntad política del representado, que por la fuerza de la ley (burlada, quebrantada y manipulada por los intereses partidarios) queda obligado a ello. Sea por activa (los que votan) sea por pasiva (los que se abstienen) el resultado es siempre el mismo.

En estos graves momentos donde el prestigio de los políticos es ninguno, es mayor el intento por parte de los partidos políticos y de los grupos de poder mediático, de convencer al respetable que puede reconducirse este descalabro, votando a otros. Que esta crisis política se resuelve superando el bipartidismo, o aún más ingenuamente, que el asunto se centra en las personas, en los líderes y que cambiando algunos de ellos, el sistema funciona aceptablemente bien. Espejismo, espejismo. Ya que la salida pasa por evitar el secuestro de la voluntad popular de esta grotesca manera y de citar al pueblo a que más a menudo decida, mediante referéndums vinculantes, sobre los grandes asuntos y los presupuestos que permiten meter la mano en el bolsillo de cada cual. Participación popular con poder para decidir, esa es la nueva frontera de esta larga e infructuosa transición política hacia una democracia que no llega. Y lo más notable de estas citas electorales es que ya hay una fuerza política que manifiesta que esa participación SI se puede conseguir, que SI es posible.

Noticias de la Villa y su empresa editora Publimarkplus, S.L., no se hacen responsables de las opiniones realizadas por sus colaboradores, ni tiene porqué compartirlas necesariamente.

Noticias relacionadas

 
02 mayo 2024 | Rafael Fenoy Rico
Mas que techos, se derrumban en la Piñera
 
02 mayo 2024 | José Antonio Hernández Guerrero
Una amable invitación a la aventura, al diálogo y a la conversación
 
29 abril 2024 | Eduardo Briones
Casas cuevas