Rafael Moll | Periodista
En la España de mediados de los setenta, en la transición política y comenzando la democracia, el país entero veía por televisión el único canal que había, la Primera Cadena de Televisión Española. Por aquel entonces una serie nos absorbía a todos, era Hombre Rico, Hombre Pobre. En ella había un personaje llamado Falconetti que muy pronto se convirtió con diferencia en el hombre más odiado en todos los rincones de aquella España de mi infancia. No había un nombre que generase más odio que aquel. Aquel hombre, que estaba también en todas, era capaz de lo peor. Cuatro décadas después sigo recordando a aquel personaje que levantaba ascos irrefrenables, llenos de ira.
Falconetti resumía todo lo peor que uno podía imaginar, a sabiendas de que se trataba de la ficción americana. Afortunadamente los más jóvenes han conocido a otros personajes villanos, aunque yo, personalmente, no recuerdo uno más malo que aquel. Y eso que a Falconetti no le dio por convertirse en político y despedir a 200 trabajadores de una institución pública, ni engañó a ningún representante sindical, simplemente se dedicaba a descifrar otro tipo de maldades de los humanos. Era malo, muy malo, pero con todo, y va en su descargo, no se le pasó nunca por lo mente poner donde vivía unos tanques de combustible, a ver si el peligro que corrían el y los suyos era demoledor. También va a su favor que en la serie no conoció el amor, solo le importaba el dinero, por eso fue aún más rechazado en España.
Falconetti, vil donde los haya en la serie, tenía su fin, como todo lo malo en la vida. Aún recuerdo el último capítulo. Parecía no terminarse nunca, pero finalizó. Sin embargo su recuerdo, y el de sus maldades, sigue latente en la mente de los que pasamos de los 40. Falconetti, apellido de origen italiano, no tenía piedad de nadie. Su persecución hacia todo aquel que no le ‘reía las gracias’ era una cadena de delitos. Por eso era odiado, hasta la saciedad.
A veces no hay que irse a ninguna serie ni a ninguna película para encontrar a personajes así, en la vida real. Capaces de crear paro, desilusión, tristeza y oscuridad. Que están guiados por la venganza, y que les da igual el bien común de una colectividad, porque sólo piensan en ellos mismos. Algún personaje así he conocido en mi entorno más cercano. Aquí en Los Barrios ando buscando alguien que hable bien de uno de estos ilustres. Llevo cuatro años intentándolo. No lo he conseguido. Cada vez que pregunto a alguien por el y me lo pone vestido de limpio me acuerdo de Falconetti y me digo “a el también lo odiaba todo el mundo”. Falconetti acabó de hacer maldades, puede que a este otro le quede poco.
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