Rafael Moll | Periodista
A falta de veinte días para la jornada de las elecciones, el todavía alcalde de Los Barrios sigue haciendo de su gestión una ‘máquina’ de generar deudas en el Ayuntamiento. Las sentencias judiciales no paran de llegar, la cantidad aumenta por horas, y el que llegue de alcalde va a tener que hacer un trabajo sencillamente extraordinario para sanear las cuentas municipales. Romero, que la semana pasada tuvo la osadía de criticar a Salvador Puerto por hablar de deudas y de dinero, tendría que analizar su gestión, la que el mismo fue incapaz de explicar el día de su presentación, con la ausencia de varios de los integrantes de su lista, no sabemos si porque “le daban algo” aparecer en la foto. Lo que ha hecho el aún alcalde es dejar a Los Barrios con una suciedad enorme en las calles, con los sitios emblemáticos abandonados, con la Policía Local contando los días para que se vaya de un pueblo asqueado de su política vengativa hacia todo aquel que no le ríe las gracias.
Salvador Puerto habla de “herencia envenenada con 50 millones de euros” y ya lo creo que lo es. Si una palabra puede caracterizar lo que ha hecho estos cuatro años Romero con la economía y con Los Barrios en general es irresponsabilidad. Le ha dado igual el daño que se le podía hacer a los servicios elementales. Me hace gracia y me da pena a la vez cuando oigo al candidato andalucista decir que “más no se ha podido hacer”. Créanme que en el fondo le doy la razón. Más daño no se le podía haber hecho a este pueblo. Yo creo, y miren que es duro esto, que lo ha hecho queriendo, sabiendo que el no estará de alcalde a partir del sábado 13 de junio, que pasará a la oposición, a volver a poner carteles cada cinco minutos y a intentar engañar de nuevo a colectivos sociales y ciudadanos en general. Eso le dio resultado en 2011. Cuatro años después se ha visto que todo es falso, que no había proyecto, ni había soluciones, lo único que existía era tirar el balón hacia adelante, sin más.
El reloj que todos los días pone mi amigo Jesús Sanz en Facebook va para atrás, recorriendo los días, las horas. Sentado en El Casino, me decía esta semana pasada una mujer mayor, a la que le habían despedido un familiar cercano en el Ayuntamiento, si el reloj de Jesús no podía ir más rápido. Pensé que eso es imposible, que el tiempo es el tiempo, que un día no puede durar menos de 24 horas, y que hasta el día 24 no sabremos si los barreños han decidido ‘dar puerta’. Es lo más normal, lo lógico que suceda. A quien no ha engañado, a quien no ha decepcionado, a quien no ha hecho daño con su política. Parece que todos Los Barrios está ‘conectado’, para mal, a la gestión más ruinosa y desastrosa del peor alcalde que ha tenido esta ciudad.
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