La escalada a la que no se le ve el final del euríbor está agobiando las economías de miles y miles de familias con hipotecas a interés variable. En este difícil contexto, numerosos familias pretenden negociar con los bancos una modificación de sus contratos para cambiar los plazos de amortización o el tipo de interés a fin de rebajar las cuotas mensuales.
Sin embargo, las entidades lo que han hecho es incrementar también los propios costes de la renegociación hasta el punto de que esta renegociación puede resultar más gravosa que mantener las condiciones que tenías originariamente.
Tampoco están solucionando plenamente los agobios de los hipotecados el Código de Buenas Prácticas aprobado por el Gobierno para ayudar a los clientes en serios apuros. Solo un tercio de las solicitudes se han acordado con adhesión a él. La subida de tipos está provocando una oleada de hipotecados que buscan mejorar sus condiciones, pero lo que se encuentran es que con relación a hace un año hoy es 31 puntos básicos más caro contratar un nuevo crédito.
Ante el derrumbe del poder adquisitivo de los asalariados y el aumento exponencial de los tipos, la banca debe adecuar su política crediticia, especialmente en casos de las familias más vulnerables.
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