José Antonio Ortega | jaortega@jaortega.es - www.jaortega.es
Tiene cara de bueno el recién elegido presidente del PP andaluz, pero el chico no ha comenzado su andadura al frente de esta formación en Andalucía con muy buen pie. Y no ha comenzado con muy buen pie porque se da la circunstancia de que lleva poco más de un mes en el cargo y ya acumula en su haber dos notorias y sonadas meteduras de pata.
La primera, seguro que lo recuerdan, está relacionada con su currículum y con las supuestas falsedades o inexactitudes que fueron detectadas en el mismo. Al parecer, el hombre presumía de un caché que no tenía. ¿Y cómo hacía esto? Incluyendo en el apartado referido a su formación datos tan sorprendentes como titulaciones que ni existen ni han existido nunca. Un comportamiento éste al que en este país de faroleros y de pícaros a fin de cuentas no se considera grave ni se le otorga la importancia que sería conveniente. Lo que explica que haya mucho espabilado que llega lejos en la escala social, aun sin reunir los méritos y los requisitos suficientes. Excepto el de ser muy desvergonzado o muy pillo. Tanto como lo fuera en su día, por ejemplo, el ya olvidado Luis Roldán. El ex director general de la Guardia Civil en tiempos de Felipe González que presumiendo de títulos que no poseía a punto estuvo de ser nombrado ministro. Aunque quiero que conste que no estoy comparando al señor Juan Manuel Moreno Bonilla con semejante sujeto, ni lo pretendo.
Europeos lo que se dice europeos es verdad que lo somos, pero lo cierto es que, en lo que a los asuntos públicos se refiere, no siempre ejercemos como tales. Y lo digo porque ustedes saben igual que yo que por una chuminada como la de engañar respecto del historial académico y de la cualificación profesional a cualquier político le cuesta el puesto en esos otros países de nuestro Viejo Mundo que, por su tradición democrática, son para nosotros referentes. O deberían serlo.
La segunda metedura de pata se producía la semana pasada y tiene que ver con cierta mentirijilla tonta en la que se le ha pillado al susodicho y que tampoco es como para rasgarse las vestiduras. Nada que no pueda enmendarse con otra mentirijilla más tonta aún, aunque creíble.
Resulta que al nuevo y flamante presidente del PP andaluz se le ocurrió inventarse una reunión que no tuvo lugar con el vicepresidente de la Comisión Europea, Antonio Tajani, aprovechando que el italiano andaba de visita por Sevilla y que la trola podía colar, porque, por lo visto, el comisario, no sé dónde, le dedicó un saludo de protocolo. Imagínense. Esto es como si a mí me da por ir contando por ahí que soy íntimo de Claudia Schifffer porque una vez coincidí con ella en una cafetería del aeropuerto de Milán y cuando la miré me sonrió. Con la salvedad, por supuesto, de que la posibilidad de un encuentro de Moreno Bonilla con Tajani suena verosímil y la posibilidad de una relación del servidor que les escribe con la modelo alemana suena más bien a chiste.
Hay quien dice que la invención de dicha reunión se debe a lo apremiado que está el futuro candidato del PP a la presidencia de la Junta por la urgencia de ganar popularidad para competir con Susana Díaz, que de momento le supera por goleada. Y también que se debe a su gusto por posar ante las cámaras, lo que puede que sea verdad, teniendo en cuenta que el chaval, reconozcámoslo, fotogénico sí que es.
En cualquier caso, lo que está claro es que, con estos antecedentes, más vale estar atentos. La competencia es dura y la necesidad obliga. Vaticino que más pronto que tarde el señor Bonilla nos volverá a sorprender con otra de las suyas. Es decir, con otra metedura de pata. Pero, eso sí, sin maldad ninguna, cual si de una travesura se tratara o algo así por el estilo.
Como reza el dicho, no hay dos sin tres.
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