Papa americano


>
 

José Antonio Ortega Espinosa | Periodista y escritor

Habemus Papam. No se ha demorado mucho la elección. Y, además, rompiendo con la costumbre, el cónclave ha optado por uno americano, de lo que me alegro. Aunque si les digo la verdad a mí quien dirija o deje de dirigir la Santa Sede como que me la refanfinfla. Me habría dado igual uno que otro de los posibles candidatos que se barajaban para sentarse en el solio pontificio. No conocía a ninguno y no creo que vaya influir en mi vida mucho la identidad de quien ahora lo ocupe. Por aquello de barrer para casa, y ejercer un tanto de patriota, no me habría desagradado que hubiera resultado electo el Arzobispo Emérito de la Diócesis de Sevilla. Con el que, conste, no tengo relación de amistad alguna, pero es un prelado que me ha caído bien las veces que le he oído a hablar y no da la impresión de que sea un reaccionario de lo más recalcitrante a lo Rouco Varela, ni nada así por el estilo.

En honor a la verdad, a mí lo que me habría parecido un cambio profundo para la Iglesia, el revulsivo que, además, creo necesita para recuperar la credibilidad perdida, es que el Colegio Cardenalicio se hubiera decantado, y por unanimidad, por un aspirante, negro, comunista y homosexual confeso. Ni lo de la fantástica e increíble leyenda en torno al Priorato de Sión y el supuesto linaje de Cristo, si es que tuviera algo de cierto, podría socavar tanto los cimientos de la institución, hacer temblar la cúpula del Vaticano y poner en tela de juicio el dogma como una revolución de esa magnitud.

Argentino es el nuevo Sumo Pontífice de la jerarquía eclesiástica. Otra cosa no sé, pero seguro que de palique anda sobrado el hombre. Y de humildad también, según dicen. Lo que resulta un tanto extraño tratándose como se trata de un porteño, porteño auténtico, nacido en Buenos Aires.

Mas no creo yo que nos sorprenda como hubiera sorprendido, por ejemplo, un papa como el que imaginó Morris West cuando escribió “Las sandalias del pescador”. Pues no me da a mí que vaya a tener éste un gesto como el de enajenar los bienes de la Iglesia para acabar con el hambre en el Sahel de África, ni ninguna otra iniciativa subversiva de ese cariz. Aunque, probablemente, si estuviera dispuesto e hiciera tal, más de uno le tacharía de demagogo. Se admiten apuestas.

Pido por anticipado disculpas si hiero la sensibilidad de alguien por lo que en relación a este tema opino. Nada más lejos de mi intención que la de ofender. Escribo, amparándome en la libertad de conciencia y en la de expresión, con el objeto de animar el debate, contribuir a incentivar el espíritu crítico y –discúlpeseme la osadía y la vanidad– arrojar algo más de luz en una cuestión, comprendo que sagrada para muchos, sobre la que esta semana me ha apetecido hacerlo, del mismo modo que lo hago la mayoría de las veces sobre otras más profanas.

Vaya por delante que me debato entre el ateísmo y el agnosticismo y que incluso en lo que se refiere a los orígenes históricos del cristianismo tal y como nos lo han contado soy escéptico. Pero de una cosa estoy convencido y es que el Jesús de Nazaret, cuyo mensaje esta misma Iglesia nos trata de transmitir, si por este mundo hoy anduviera, seguro que echaría mano del látigo antes de entrar en San Pedro. Tanto boato y tanta parafernalia, no lo duden, le escandalizarían, como escandalizó a Savonarola la corrupción en la corte del Borgia.

El hecho de que por primera vez en la historia el Obispo de Roma no sea un europeo ya es una buena señal. Así que quizá haya razón para el optimismo y para pensar que un giro en la dirección espiritual de la Iglesia Católica es posible. Puestos a pedir, eso sí, con los pies en el suelo, un Concilio Vaticano III, y en la misma línea revisionista que el anterior, pero atendiendo a los tiempos que hoy corren, no estaría nada mal.

Noticias de la Villa y su empresa editora Publimarkplus, S.L., no se hacen responsables de las opiniones realizadas por sus colaboradores, ni tiene porqué compartirlas necesariamente.

Noticias relacionadas

 
02 mayo 2024 | Rafael Fenoy Rico
Mas que techos, se derrumban en la Piñera
 
02 mayo 2024 | José Antonio Hernández Guerrero
Una amable invitación a la aventura, al diálogo y a la conversación
 
29 abril 2024 | Eduardo Briones
Casas cuevas