Ser sindicalista, por M. Sánchez


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Ser sindicalista o ser ‘sindicalisto’, he aquí la cuestión. Ser el doctor Jekyll o ser el señor Hyde, son dos caras de la misma moneda, cara y cruz, así es como veo al mundo del sindicalismo hoy en día y os voy a explicar el porqué.

Hace poco tiempo asistí como público al último pleno que se celebró en los Barrios. Me quedé atónito e incrédulo a lo que estaba presenciando en ese pleno, cinco “sindicalistas” estaban intentando reventar la sesión con música de móviles, sirenas, golpes en papeles, risitas, comentarios a media voz…; hasta tal punto que después de varias advertencias por parte del Alcalde, los tuvo que expulsar de la sala. Creo que eso es lo que estaban esperando ya que empezaron a insultar y a gritar a viva voz a la propia corporación esperando que los fotógrafos les hicieran fotos y quedar como víctimas ante un atropello por parte del señor Alcalde que nos les dejó que hicieran lo que les dieran la gana.

Bueno, pues como os digo el que no estuviera allí se puedo llevar otra impresión si leyó los periódicos del día después y las notas de prensa por parte de las centrales sindicales y de la propia Junta de Personal defendiendo y aplaudiendo las formas de su gente y más o menos poniendo en el cadalso con juicio sumarísimo al estilo Nuremberg al alcalde y sus concejales, así como a los del PP que votaron en conciencia lo que les pareció bueno para el pueblo.

Algunas veces me gustaría que hubiera personas ajenas a lo que se está debatiendo en un pleno para que puedan hacer un juicio de valor de la actitud de unos y otros, personas objetivas e imparciales que digan la verdad de lo que allí sucedió, y cuáles fueron los hechos desencadenantes de la expulsión de los “sindicalistas”. Quien fue el maltratador y quien el maltratado.

El sindicalismo es necesario, tiene que haber algo entre el empresario y el trabajador, alguien que defienda sus derechos, con objetividad, con imparcialidad y mesura y siendo consciente de la realidad que rodea a cada negociación. Alguien que sepa hasta donde se puede llegar en cada momento, personas que estén a la altura de las circunstancias ya que en ese momento no se representan a ellos sino a un colectivo que confían en ellos.  Muchas veces para ganar hay que saber perder.

Como digo el sindicalismo es esencial hoy en día. El problema es que dentro de él, hay sindicalistas buenos, que saben hacer su trabajo, siempre dentro del respeto y mirando el bien común; pero hay otros que son mediocres, que solamente les guía un afán de protagonismo y personalismos, obcecándose en batallas personales que no hacen ningún bien ni a la negociación ni a la propia organización sindical que representan porque dañan esta imagen ante la opinión pública.

Las organizaciones sindicales deberían cuidar este aspecto tan importante y, si hace falta, darles una buena regañina a estos mediocres ya que no pueden tirar por tierra lo que otros compañeros están haciendo en otros sectores de su mismo sindicato.

Yo he sido sindicalista, y mis meritos ahí están. Y me duele la actitud de algunos que escudándose detrás de unas honorables siglas se creen en el derecho de provocar e insultar a los legítimos representantes de un pueblo y a su máxima autoridad. No entiendo porque se tiene que faltar al respeto a una persona por muy contraria que sea a sus ideas.

Señores, un poco de mesura y cordura a todas las partes ya que el pueblo, nuestro pueblo está por encima de disputas personalistas. ¡Estáis condenados a entenderse! O es que ¿no os habéis dado cuenta?

Atentamente, un ex sindicalista, y barreño de corazón.

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