Sumisión química

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Con la llegada del periodo estival, aumentan las relaciones sociales. En ese sentido, y cumpliendo con la máxima que envuelve mi labor profesional, cuyos cimientos se sustentan en una prevención proactiva como punto de partida, protegeré con mis letras a la ciudadanía, que es por la que velo y a la que sirvo. Por todo ello, me gustaría abordar en esta ocasión de forma esquematizada, breve y focalizada para una mayor comprensión lectora, un hecho delictivo que está sucediendo con una indeseable frecuencia en los últimos años: la sumisión química.

SIGNIFICADO: “la administración de sustancias químicas a una persona, sin su consentimiento y sin su conocimiento, con el fin de modificar su estado de consciencia, su comportamiento o anular su voluntad, con fines delictivos, entre ellos robos o agresiones sexuales”.

Las estadísticas sobre casos en los que se han empleado sustancias químicas con fines delictivos han aumentado considerablemente en los últimos tiempos, y todo ello sin contar los que no llegan a denunciarse o a acreditarse.

Existen más de 50 sustancias susceptibles de producir vulnerabilidad química, siendo el alcohol etílico la más usada y la principal de ellas, bien sea de forma individual, o como sustancia vehicular para producir desinhibición y facilitar la administración de otras 2 sustancias. Si atendemos al factor epidemiológico, se puede extraer, que el mayor número de ataques tienen como víctimas a mujeres jóvenes en un determinado contexto en el que suele estar siempre presente la ingesta de alcohol (situaciones de ocio o actividades sociales).

En muchas ocasiones, los casos de sumisión química no son detectados, debido a que la víctima no recuerda lo ocurrido, presenta confusión o acude a un centro hospitalario pasadas varias horas o incluso días.

 MÉTODOS EMPLEADOS: mediante inyección o a través de bebidas.

SÍNTOMAS:

– Picor en la zona afectada.

– Mareo. – Náuseas. – Dolor de cabeza.

– Visión borrosa.

– Somnolencia o desorientación.

– Dificultad de movimientos.

– Hormigueo y adormecimiento en las extremidades.

– Incapacidad de hablar. – Pérdida de conocimiento.

– Inhibición o pérdida de voluntad.

PREVENCIÓN:

– No compartas tu bebida, ni la dejes fuera de tu alcance de visión.

– Desconfía si te ofrecen bebidas personas que no conoces.

– Presta atención mientras te sirven la bebida.

– Coge el vaso o recipiente de forma que se cubra con la mano. 3

– En caso de sospecha por sabor desagradable o raro, dejar de consumir. – Si notas algo extraño, alerta a alguien de confianza. NO TE QUEDES SOLA.

– Si has sentido un pinchazo, revisa la zona afectada por el mismo.

– Avisa cuanto antes y actúa rápido, para detectar si hay sustancias y tratar sus efectos, así como para aplicar el protocolo de seguimiento de posibles enfermedades que se contagian vía sanguínea, ante la posibilidad de que la aguja fuera usada con más de una persona.

VÍCTIMA:

– No sientas vergüenza. – No tengas miedo.

– No lo ocultes.

– Pide ayuda.

– Ponlo en conocimiento de los responsables del local.

– Informa de lo ocurrido a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.

– Alerta de la presencia del agresor o agresores si fuera posible.

– Acude al Hospital o Centro Sanitario más cercano.

– DENUNCIA.

“Las sustancias usadas para disminuir o anular la voluntad de la víctima, desaparecen del organismo a las pocas horas; de ahí la importancia de que la atención a la víctima y la toma de muestras adecuadas, se realice en el menor tiempo posible para evitar con ello, la pérdida de pruebas”.

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