Rafael Fenoy Rico | Secretario de Comunicación Educación de la Confederación General del Trabajo (CGT)
Palabras que el argot taurino se relaciona con el traje de luces que viste un “maestro”. Varios Toreros se han vestido de Tabaco y Oro, maestros del toreo que en tardes luminosas han lidiado toros de raza. Pero no nos encontramos ante un fenómeno taurino, por mucho que se torea al respetable en este caso.
De oro y tabaco se trata, pero enmarcados en el contrabando, que se apoya, se sostiene, tiene su causa, en el desequilibrio en la regulación del comercio de productos y consumos. Casi siempre está relacionado con una prohibición que no permite el acceso legal al objeto que se desea consumir. Esto ocurre con determinadas drogas prohibidas en ambos lados de una frontera, o, como en este caso el tabaco, que es una droga que si está permitida a ambos lados de la frontera. El acento, en este caso, se pone en el precio final del mismo, que es desigual a un lado u otro de ella.
Como cualquier contrabando se estructura piramidalmente. La cúpula de quienes dirigen el mismo, se guardan muy mucho en sus despachos, haciendo importaciones legales millonarias de cajetillas, que ponen a la venta legalmente en establecimientos de aquel lado de la Verja.
Para que el producto llegue desde esos establecimientos al consumidor final, hay que sortear los controles legales de este lado de la Verja y ello se hace de varias maneras. Bien utilizando un ejército de “estraperlistas”, es decir, personas que practican el estraperlo o comercio ilegal de artículos intervenidos por el Estado o sujetos a tasa, o por el contrario trasladando de una vez cantidades enormes de cajetillas. Para ello se camuflan en vehículos de muy diverso tipo, o simplemente mediante el uso de las llamadas planeadoras, lanchas rápidas, bien de noche o a pleno día, cientos de cajas de tabaco, son descargadas a velocidad de vértigo, lo que impide la intervención de los servicios de vigilancia aduanera para evitarlo.
Pero además de este primer paso, para evadir los sistemas de control, es preciso un segundo y decisivo, para que el consumidor final, la persona fumadora, compre esa cajetilla de tabaco de contrabando. Encontramos una miríada de establecimientos y casas particulares que se aprestan a obtener un pequeño, pero suficiente para ellos, margen económico y ya está desplegada la inmensa red que sustenta el contrabando de tabaco.
Hay otros tipos de contrabando que por menos conocidos, son quizás mucho más interesantes para quienes hacen dinero, ¡y hacen mucho!, con esta actividad legal allí y delictiva aquí. Si el precio fuese igual en ambos lados otro gallo -no el torero naturalmente-, nos cantara. Porque en definitiva muchos viven del tabaco y sólo unos cuantos acumulan el oro, y este asunto viene de y va para largo.
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