Un mar de lágrimas

>

 

(Al “ Rúa Mar”, al “ Nuevo Pepita Aurora”…
y a todo barquito pesquero que sale cada día a faenar)

Mar, que lindo, que romántico es verte en calma,
sereno , placentero pero,
piélago , cuando te vuelves bravo
eres el peor de los monstruos,
en tus fauces de agua devoras todo
olvidándote de que sobre ti ,
a lomos de tus olas van los pobres barquitos
como es el caso del Rúa Mar.

Es sabroso comer y degustar un pescaíto
con unos vinitos en la terraza de cualquier bar
en tertulia de bonita amistad
pero, en esos momentos no pensamos
en el gran riesgo y esfuerzo de los hombres de la mar,
de esos pescadores que, noche y día, ponen en peligro sus vidas
para que, cada mañana, las lonjas estén llenas
con los sabrosos frutos del mar,
esa singular y terrible mina
que la fuerza de los temporales hace explotar
no el grisú pero si el tremendo oleaje
que hunde las ilusiones y las vidas de los mareantes,
haciendo que las casas de los afectados
tiemblen con el duro dolor que supone
perder a sus seres queridos,
a los que buscan el pan de su familia en el mar.

La tierra, los puertos pesqueros,
siempre están con ese miedo
y, cuando ven a sus barcos marchar,
los que en el malecón o en la playa quedan
se encomiendan a la Virgen del Carmen
para que, sanos vuelvan los que a navegar van;
como hoy nosotros lo hacemos
por todos los pescadores con nuestros versos
pues, no queremos, piélago, que dejes huérfanos
a muchos niños que, por culpa de un golpe de mar,
quedan sin la alegría y dicha que supone
volver a sus padres a abrazar.
No siembres la tierra de lágrimas,
deja que te miremos, bello mar,
con ojos de dicha y felicidad
y nunca empañados por las lágrimas del dolor
que ocasiona el que tú, masa de salada agua,
te conviertas en cementerio de laboriosas vidas
y, en el puerto, envuelto en luctuosa bruma,
las gaviotas guarden sepulcral silencio
al ver correr una riada de lágrimas
por los rostros de las familias que te quieren
y les duele, enormemente, que quien debía ser siempre su aliado
se convierte con los temporales en el peor enemigo
porque les lleva su vida (ese padre, esposo o hijo),
que siempre ve en el mar un amigo
aunque sabe que también se puede tornar en su verdugo
porque la mar, pescadores, es así, bravo y rebelde
e igual que da el pan nos puede sumergir en el luto.

Como la esperanza es lo última vela que se arría,
confiemos que los tripulantes del “Rúa Mar”, salvarán sus vidas
y no nos hundamos en la tragedia
como los recuerdos penosos del “Nuevo Pepita Aurora”.

Noticias de la Villa y su empresa editora Publimarkplus, S.L., no se hacen responsables de las opiniones realizadas por sus colaboradores, ni tiene porqué compartirlas necesariamente.

Noticias relacionadas

 
02 mayo 2024 | Rafael Fenoy Rico
Mas que techos, se derrumban en la Piñera
 
02 mayo 2024 | José Antonio Hernández Guerrero
Una amable invitación a la aventura, al diálogo y a la conversación
 
29 abril 2024 | Eduardo Briones
Casas cuevas