Unas navidades anacrónicas, por Jesús Mena

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Para comprobar cuánto hemos cambiado en Los Barrios, no hay que ver ninguna serie sesentera que echan por Radio Televisión Los Barrios. Basta con escuchar a nuestro queridísimo alcalde que se repite más que la subida de impuestos que sufren nuestros escuálidos bolsillos, por un precio módico, te cuenta como se coronó así mismo alcalde de la Villa de Los Barrios, tras un golpe de estado a su compañera de partido, ¡La rutina de costumbre! Cuenta la misma anécdota: cuando detectó por casualidad la deuda del consistorio barreño y, un barreño le dijo que le tendrían que hacer un electrograma para averiguar si le quedaba algo de socialismo en su cuerpo. “¿Sabe lo que es?, ¿Sabes interpretarlo?”, le preguntó. “Hombre, no he de saberlo, si yo he sido concejal de hacienda desde que la democracia es democracia”, respondió el contable. Para él y su generación, el PSOE de Los Barrios es un partido en el que queda solamente sus siglas, lleno de “Cachulis y Rocas”. El PSOE es algo que, en Los Barrios, ya sólo existe en ciertos antros. Si entiendes la anécdota sin que te la expliquen, es que estás fuera del pueblo, o eres de la Generación del Internet. Yo la pillé rápido, y me estoy quedando calvo.

Le pasó algo parecido a la Geli “La Breve” cuando hablaba por la radio y se refería a Los Barrios. La verdad, es que suena bien cuando pronuncian su nombre, y uno piensa en su Parque Natural, en sus riquezas, en sus mujeres, bueno, no voy ha seguir porque me pongo malo, ¡Aquellos maravillosos años! Sin embargo, por escrito y con las eternas calles inundadas por las lluvias, se piensa en deuda, en malestar social, en que nunca olvidaremos estas fiestas porque son las peores de nuestra historia. ¿Qué persona sensata piensa que el PSOE e IU es la solución para Los Barrios, si son los que han creado el problema? ¿No hay una cremita que les quite el ansia viva? ¿O están aberronchados al rocaje vivo de sus cargos? ¡Que guapos somos cuando falta poco para las elecciones!

Me sucede lo mismo con la expresión “intelectual síndico”, que alguna vez la he empleado para referirme a los que quieren quitarme la libertad de expresión por el artículo 33. Ahora dudo que se entienda: creo que para los que no estamos alienados por este gobierno y no somos cómplices de sus barbaridades, queda claro qué es un intelectual del franquismo y en sentido más o menos metafórico se puede aplicar esta expresión a mi pueblo. Pero para una persona razonable, sin deuda, un intelectual síndico tiene que ser por fuerza un ganador de euros que cultiva una huerta ecológica en suelo municipal. O peor aún: un intelectual socialista hecho de oro con el sudor de del frente, de carne y hueso, no como esos intelectuales de silicio con memoria virtual.

Mi “rubia” preferida, y amante de pelis de Quentin Tarantino dice que todos estamos pasados de rosca, que nadie vive al cien por cien con los pies en la tierra. La cuestión es averiguar cuál es nuestro nivel, porque es muy distinto vivir con la “ley cortijera barreña” que tener ese mismo pie en el siglo XXI, rodeado por la tecnología 2.0. Todo no se puede tener porque terminarías interpretando al pitufo filósofo como lo hizo Quentin.

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