¡Vaya broma!


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José Antonio Ortega Espinosa | Periodista y escritor

Presume el señor Romero del aprobado obtenido a su gestión por parte del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas. Se muestra satisfecho el hombre. “Está usted haciendo lo correcto”, asegura que le han dicho los subalternos de Montoro con relación a las medidas que ha adoptado desde que es alcalde de Los Barrios, según él mismo cuenta.

Lo importante, sin embargo, sería saber qué es lo que el señor Romero ha explicado exactamente y ha dejado de explicar sobre lo que desde el Ayuntamiento de Los Barrios se ha hecho y se está haciendo, así como sobre los modos en qué se ha hecho y se está haciendo. Pues he aquí el quid de la cuestión.

Sería interesante saber, por ejemplo, si ha contado que ha reducido los gastos en el capítulo de personal con un despido de más de un centenar de trabajadores declarado nulo en primera instancia por el Juzgado de lo Social. Si ha referido que disolvió las empresas municipales, desentendiéndose del patrimonio y los derechos adquiridos de las mismas, cayendo incluso en la dejación de responsabilidades, y que abandonó a su suerte a la mayor parte de sus empleados, vulnerando la legalidad y mostrando una escasa voluntad de negociación y diálogo con sus representantes sindicales. Y si ha informado que está imputado, junto a otros ediles de su equipo de gobierno, por posible tráfico de influencias, prevaricación y otros presuntos delitos.

Aunque tampoco me extrañaría mucho que lo hubiera hecho, es decir que hubiera contado lo anterior con todo lujo de detalles, y que, aun así, en el Ministerio le aplaudieran hasta los ujieres por lo maravillosamente que se lo está currando.

Lo correcto cómo ya se pueden imaginar en estos tiempos no consiste en otra cosa que en echar manos de las tijeras y tirar de los ajustes, que, precisamente, hoy día se llevan mucho. En cierto modo, es verdad que no queda otra. Lo que pasa es que también es verdad que para ese viaje como que no hace falta alforja ninguna que valga. Quiero decir que para ese tipo de políticas no se necesitan políticos, sino administradores y contables. Recortar no es proyectar, sino más bien todo lo contrario.

Esta semana se conocía una noticia procedente de Madrid que podría tener su repercusión por estos lares. El Tribunal Supremo desestimaba y echaba por tierra un recurso presentado contra una sentencia –dictada en primera instancia por un Juzgado de lo Social y ratificada también en segunda instancia por el Tribunal Superior de Justicia de la comunidad autónoma madrileña– que declara nulo el despido de 56 trabajadores interinos cuyas plazas fueron amortizadas por el Ayuntamiento de Parla a finales de 2011, de modo similar a cómo fueron amortizadas las plazas de los 115 empleados despedidos en febrero de 2012 por el Consistorio barreño. Y justo hoy hemos conocido otra también sobre la resolución adoptada por el TSJA con respecto al ERE tramitado por el Ayuntamiento de Jerez. Un caso que, aun no siendo comparable al de Los Barrios, puede dar una idea de por dónde irán los tiros cuando la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía se pronuncie sobre éste.

Que se vayan apretando los machos algunos –creo– porque es casi seguro que con el caso de los despidos de Los Barrios suceda lo mismo que lo sucedido con el de Parla. Pero, además, es muy probable que ocurra mucho antes de lo que más de uno se piensa y, por supuesto, sin posibilidad ya de recurso ante el más alto tribunal del estado, una vez sentada jurisprudencia.

La broma le puede salir al Ayuntamiento de Los Barrios por unos 7 u 8 milloncejos de euros. Como para salir corriendo. Pues, llegado ese momento, ya no colará lo de echar la culpa a quienes hasta hace dos años estuvieron al frente del gobierno en el municipio, es decir, al PSOE.

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