¿Por qué huelgas generales? Porque el Presidente Rodríguez ya ha dicho que con la del 29 de septiembre no se dará por enterado.
Bien es verdad que al parar las personas que trabajan sufren una reducción de su salario, exiguo e insuficiente en millones de casos. También es verdad que dejando de trabajar se produce una perdida en la producción y que como consecuencia de ella alguna empresa pierda un potencial beneficio. Igualmente es verdad que cada uno de nosotros experimentamos la sensación de que nuestra vida es tan pequeña a escala social, que poco afectaría el que participemos o no en la Huelga del día 29 de septiembre. Posiblemente sea verdad que alguien piense que alguno de los que la convocan persigan fines inconfesables y que no estamos dispuestos a ayudarles en tan ilegítimo empeño. Verdades que pueden llevarnos a la conclusión de que no es necesario, no es prudente o no es justo hacer una huelga.
No obstante también hay verdades que apuntan en otra dirección. Se decidió, al menos así lo hicieron quienes fueron a votar la Constitución de 1978, muchas cosas. Entre ellas; que tenemos como pueblo derechos irrenunciables, a la libertad de expresión, a la seguridad, a la salud, a la educación, al trabajo, a la vivienda, entre otros. Después de más de 30 años, estos derechos no acaban de materializarse para el conjunto de la sociedad. El responsable de esto ha sido y es el gobierno de la nación que le toca mandar en cada momento y el parlamento que le deja hacerlo. En el desarrollo de la actual forma de gobierno los partidos políticos han tenido especial cuidado en evitar que la ciudadanía pudiera intervenir en el cambio de gobierno, dejando exclusivamente esa tarea para ellos (promoviendo el voto de censura). De suerte que la ciudadanía solo vota, cuando es convocada, y punto. Después de ese acto los políticos que acceden al poder deciden los asuntos que nos afectan muy directamente a todas las personas.
El panorama social y económico es muy malo, no hace falta insistir en ello y lo peor es que ya nadie duda de la imposibilidad del gobierno de salir del atolladero. Nos quedaba la ilusión de que el sólo anuncio de una Huelga General hiciera reflexionar al gobierno y al parlamento. Esto no ha sido así, ya que el presidente del Gobierno ha manifestado que ni siquiera con el éxito de la Huelga General del 29 de septiembre dará marcha atrás y mantendrá su nefasta política que nos arrastra a la ruina. También los parlamentarios, que han podido frenarla en seco, han jugado a hacer política de “tu me das yo te doy” y la enorme ola que acabará con derechos sociales y sindicales sigue imparable su curso como un inmenso Tsunami. ¿Qué puede hacer la ciudadanía ante esta desesperante situación? Si con varias huelgas generales y cierres patronales, el gobierno y el sistema parlamentario no se da por enterado ¿Qué otra cosa puede ocurrir en este país? En la historia de Europa hay ejemplos estremecedores de sobra para imaginárselo.
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