Redacción | San Roque
Verdemar, a través de una nota, informa que se trata de neumáticos usados apilados en pleno corredor fluvial Madre Vieja junto al camino que une Guadarranque con San Roque Casco; ya denunciado en repetidas ocasiones, pero sin aparente respuesta por parte del consistorio sanroqueño.
“Situación que preocupa dado que nos encontramos en temporada de verano y el pastizal donde se encuentra este vertedero pierde humedad, siendo muy alto el riesgo latente de incendio”, manifiestan los ecologistas.
Por su parte, en el entorno de Cerro del Prado padece mayor carga de residuos sólidos de distinta procedencia y naturaleza, siendo zona de interés patrimonial histórico por los restos soterrados de la ciudad portuaria iberofenicia y púnica predecesora de Carteia y enclave natural de considerable valor ambiental por albergar una colonia de alcornoques centenarios y sotobosque, refugio de fauna diversa, “incidencia que denunciamos sin mayor efecto ni respuesta por parte de las administraciones que le competen actuar”.
También, el entorno urbano de la pedanía sanroqueña de Guadarranque ve cómo algunos de sus rincones periféricos de especial importancia y valor histórico urbano padecen la dejación en el mantenimiento de algunas infraestructuras y parcelas tanto por parte de propietarios como por el mismo Ayuntamiento de San Roque que “no hace cumplir las Ordenanzas para el adecentamiento urbano ni considera recuperar parte de ese patrimonio urbano que conforman calles y zonas de especial interés para la barriada. Espacios que necesitan ser restaurados para pasar a ser integrados en el conjunto urbano y evitar que acaben convertidos en focos clandestinos de residuos”.
Concretamente, Verdemar no concibe que estas áreas de la periferia de una barriada con tanta historia, acaben segregadas del conjunto desde hace décadas, degenerando en una amputación progresiva y desconexión del entorno paisajístico urbano y natural.
La calle Real de Guadarranque en su terminal con el malecón del antiguo pasaje de la barca y confluencia con la calle Callejona, se están convirtiendo a “nuestro pesar en un rincón olvidado y expuesto a vertidos frecuentes que entrañan alto riesgo por filtración de lixiviados, así como numerosas petacas semillenas de carburante y lubricante de motor usado, además de restos de electrodomésticos y componentes de material informáticos, escombreras en puntos diversos”.