José Antonio Ortega | jaortega@jaortega.es - www.jaortega.es
La semana pasada escribía en este mismo espacio sobre la reacción del Partido Popular una vez conocido el escrito de acusación de la Fiscalía por el caso Gürtel. Y esta semana lo voy a hacer sobre la que está exhibiendo ante el anunciado adelanto de las elecciones autonómicas y que, dicho sea de paso, me parece casi igual de patética.
El PP reprocha a los socialistas, y en particular a la presidenta de la Junta, Susana Díaz, que al convocar para el 22 de marzo la cita regional con las urnas actúan mirando por los intereses electorales de su partido pero no por los intereses de los ciudadanos andaluces. Y es probable que tenga parte de razón. Aunque también cabría preguntarles a los populares, y en particular a su presidente, don Juan Manuel Moreno Bonilla, si lo que les preocupa más es lo mal que se lo pintan las encuestas o la situación de esta comunidad autónoma y de su ciudadanía.
Convendrán conmigo que la postura del principal partido de la oposición y de su presidente es cuando menos un tanto contradictoria. En primer lugar, porque no hace mucho estaban reclamando precisamente que se adelantaran los comicios y reprochando a la presidenta el hecho de no haber sido elegida directamente por los ciudadanos. Y, en segundo lugar, porque, si tan pésima y nociva para Andalucía es, según ellos, la gestión del gobierno de Susana Díaz, a qué viene eso ahora de defender que se mantenga y que se agote la legislatura. Con el ruido que están armando desde que saltó la noticia del posible adelanto electoral, cualquiera diría que el señor Bonilla y compañía están superencantados con el ejecutivo formado por PSOE e IU y con sus políticas.
Es verdad que, en lugar de disolver el parlamento, la presidenta podría haber optado por romper el pacto de gobierno y continuar en el cargo con el beneplácito del PP o haber dimitido y dejado que la fuerza mayoritaria de la cámara formara un nuevo gobierno, pero esto habría resultado casi impensable. Habría sido demasiado retorcido y, además, incoherente y estúpido, tanto por parte de los socialistas como por parte de su candidata y secretaria general.
Eso sí, en una cosa que ha dicho el presidente del Partido Popular Andaluz sí que estoy de acuerdo. Ya que se adelantan las elecciones autonómicas, ¿por qué no se han hecho coincidir éstas con las municipales, que también están a la vuelta de la esquina, para ahorrarnos todos dineros y esfuerzos, en un tiempo como el actual en el que andamos como andamos tan faltos de money? Hay quien afirma que, si Díaz y el PSOE no se han decidido por esta opción, es porque han efectuado sus cálculos y han llegado a la conclusión de que, desde un punto de vista estrictamente partidista, no les conviene. Esto es, se piensan que el hecho de que la gente vote en clave local puede afectar negativamente a las expectativas de Díaz para conseguir el apoyo mayoritario de los electores en su aspiración a seguir siendo inquilina del Palacio de San Telmo. Sin embargo, yo soy de los que creen que la celebración el mismo día de las autonómicas y las municipales habría podido beneficiar más que perjudicar las expectativas de los socialistas, dado que el llamado “efecto Susana” habría podido servir de ayuda a los alcaldables del PSOE en muchos municipios andaluces.
En cuanto a la posición de Izquierda Unida en este asunto sólo se me ocurre efectuar la observación que sigue. Tanto como se les llena la boca a la mayoría de sus dirigentes y representantes cada vez que hablan de participación y democracia asamblearia, no entiendo qué de malo ven desde esta coalición en el hecho de que se dé la palabra a todos los ciudadanos, para que se pronuncien sobre el gobierno de la comunidad, en lugar de dársela sólo y exclusivamente a sus militantes y simpatizantes.
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