Debe su nombre a los arcos que había en su fachada principal. Aunque en la actualidad se desconoce su fecha de construcción, es probable que sea obra del siglo XVIII, cuyo soportal con arcos serviría como cobertizo para la venta pública de determinados productos.
Luego caería en desuso hasta que en 1867 de nuevo se estableció allí la plaza de abasto, situándo los puestos de verduras y pescado en el exterior, reservando los arcos para la venta de las chacinas, carnes o pan y quedando su galería despejada para facilitar el tránsito del público y poder guarecerse los vendedores en caso de lluvia.
Así continuó hasta 1959, fecha en la que se inauguró un nuevo mercado de abasto, permitiéndose al propietario de la vivienda cerrar y anexionar el soportal. Como los niños de entonces el autor conoció la venta del pescado bajo aquel soportal con arcos que por las tardes se convertía en lugar de encuentro y juego infantil, sobre todo en días de lluvia, por eso, con su imaginación plástica ha abierto de nuevo aquellos arcos.
© Dibujos: Antonio Álvarez Vázquez
© Texto: Manuel Álvarez Vázquez