El ferrocarril y la comarca del Campo de Gibraltar. La llegada del Tren. (4ª parte)

Por Manuel Correro García, presidente de La Trocha. http://asociacionlatrocha.blogspot.com/


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Decíamos que el tren pasó cerca del antiguo convento de Mercedarios propiedad de los duques de Medinaceli, pues bien, en una esquina del camino que sube a Castellar en medio de un hermoso bosque de alcornoque se encuentra este hermoso edificio cuyo origen es una ermita dedicada en 1526 por el conde de Castellar a Nuestra Señora de los Reyes, transformada en el siglo XVII por los mercedarios en un convento.

Expropiada por la desamortización y posteriormente devuelta a los condes de Castellar en 1861.

La Almoraima se convierte en centro económico y social de la comarca gracias al auge de la industria corchera y a sus propietarios los duques de Medinaceli herederos de la casa ducal de Castellar convirtiendo esta finca en lugar de recreo.

Los propietarios ocupan la propiedad durante pocas semanas al año dedicándose a practicar la caza del jabalí, venado y zorro, adaptándo el convento a las nuevas necesidades (invitados, sirvientes, etc.), en definitiva, se convierte en el centro de las reuniones sociales de la comarca.

Aprovechando la construcción del tendido ferroviario negocian con la compañía que el tren cruce la propiedad a cambio de construir un apeadero para uso exclusivo de la casa ducal y sus invitados.

Ana Aranda en su libro la arquitectura inglesa en el Campo de Gibraltar, relata dos visitas importantes a la Almoraima utilizando el apeadero: “… con la casa perfectamente equipada, las temporadas de caza se fueron sucediendo con la asistencia de familiares y amigos entre los que se reunía a buena parte de la nobleza española, destacando dos visitas que quedaron recogidas en amplios reportajes fotográficos. La primera se produjo en febrero de 1906, cuando llegaron al apeadero de la Almoraima en un tren lujosamente engalanado los representantes de los trece países que estaban celebrando la Conferencia de Algeciras, acompañados de la prensa acreditada. El Ayuntamiento de Algeciras había organizado aquella excursión a un lugar que mezclaba, a ojos de la población campogibraltareña, el exotismo y la sofisticación, y que culminó con un almuerzo en pleno campo.

En 1914 era la duquesa de Medinaceli quien invitaba a la reina Victoria Eugenia a pasar una jornada en la Almoraima. El cortejo llegó al convento en calesa desde el apeadero ferroviario, paseando después por las dehesas siguiendo el camino de Castellar y volvieron a la finca para descansar hasta que al atardecer partieron hacia Algeciras.”

Siguiendo el recorrido inaugural la comitiva se paró unos minutos en la estación de Castellar de la Frontera bajaron algunos pasajeros y el público aplaudió a la compañía y a Francisco Montero.

La anécdota del recorrido ocurrió al poco tiempo de ponerse en marcha el tren, el freno automático lo detiene, bajaron Juan Morrison Macquen, jefe de la explotación que viajaba en la plataforma de la locomotora y Guillermo Thompson, ingeniero sub-director. El motivo, el atropello de una vaca. Retirado el cadáver del animal prosigue la marcha.

Este hecho retrasó levemente la llegada a Jimena, pero puso de manifiesto la eficacia del freno automático.

A partir del nuevo puente del río Hozgarganta, gran cantidad de público se agolpa a los márgenes de la vía, Jimena de la Frontera recibe el tren disparando cohetes, la banda de música toca la marcha real (pocos días después pagaría el ayuntamiento 80 pesetas a la banda) y el público entusiasmado grita y aplaude, no en vano la fiesta comenzó el día anterior repicando las campanas, se iluminaron las fachadas (por dos horas) se corrió un toro, cuya carne se repartió entre los pobres a medios kilos de media libra de pan.

Mientras una plataforma gira la locomotora en dirección a Algeciras los pasajeros fueron agasajados con vinos, cervezas y dulces sin dejar de tocar la banda de música un variado repertorio.

Los viajeros vuelven al tren, al subir el general Gamir se oyen vivas a su persona, este señor en señal de respeto se descubre y da tres Vivas al Rey, a la Reina y a Jimena que son respondidos por el pueblo.

Después de veinte minutos de recepción el tren vuelve a ponerse en marcha deteniéndose en Castellar, San Roque y Los Barrios a las dos menos cuarto entra en la estación de Algeciras.

La sala de espera de la Estación presentaba el siguiente aspecto: en las columnas del centro se habían formado tres arcos de ramaje y flores de las paredes prendían, banderas españolas e inglesas y a la espalda de la presidencia se destacaban escudos y trofeos del trabajo.

La mesa cubierta de flores y de magníficos ramilletes, uno de ellos representaba la estación y otro la torre Eiffel.

Presidía la mesa Jaime Fhorde a su derecha el general Gamir y a la izquierda el obispo de Gibraltar, siguiendo después hasta 140 invitados (algunas fuentes hablan de 150).

El menú estaba compuesto de jamón en dulce, pavo, pasteles de pichones y carne, lengua, gallina, carne mechada, dulces, pastas, etc…. Los vinos Burdeos, Jerez y Champán, helados y café.

Jaime Fhorde comenzó el brindis en castellano, habló en nombre del presidente de la empresa Joseph White Lodd excusando su asistencia dio las gracias a los invitados y brindó por el Rey, la Reina y el Campo de Gibraltar, cedió la palabra a Francisco Montero explicando las obras que se estaban realizando para unir Algeciras con Bobadilla y el resto de España, se comprometió a acabar la línea ferroviaria sin ampliar el plazo de ejecución fue muy aplaudido, después tomó la palabra el alcalde de Algeciras Agustín Otero Toribio brindando por la terminación del proyecto, y el teniente alcalde Juan Adolfo Utor alabó los esfuerzos de la empresa constructora, las altas virtudes de la Reina y la prosperidad de los pueblos que visita el tren, recibió muchas felicitaciones por su discurso. Seguidamente el presidente de la Audiencia explicó la importancia del acto elogió las virtudes de la Reina, y a la prensa y recordó a los obreros. El Sr. Borrell, brindó por Emilio Castelar y el Sr. Infante brindó por el puerto de Algeciras uno de los primeros beneficiados por el ferrocarril.

El director del periódico “La Dinastía” en nombre de la prensa deseó prosperidad a esta nueva vía, cerrando el brindis el general Gamir felicitando a los pueblos de la vía, a la empresa constructora, a los jefes, ingenieros y a todo el personal. Dio tres Vivas, al Rey, a la Reina y a los pueblos del Campo de Gibraltar, el Obispo habló del amor a Dios y a sus semejantes, el acto acabó a las cuatro y media de la tarde.

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